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ANTONIO MATEOS MARTÍN DE RODRIGO


...............

LA
PALABRA

“EXTREMADURA”
(Historia, crítica etimológica e historiográfica y restitución de su significado).


(refundación de la teoría de las “extremaduras”, inicialmente “zonas de pasto”, situadas en las primeras fronteras cristiano-musulmanas y, a partir de Nebrija, “invernaderos”, en base, además, a la triple división del territorio de los reinos cristianos que dedicaban los “extremos” de sus poblaciones al pasto de los ganados y que generalizaron la denominación al mejor y mayor grupo de zonas de pasto, las actuales Extremaduras hispano-portuguesas, situadas sobre los invernaderos musulmanes, objetivo estratégico de la Reconquista según los resultados del estado actual de la historiografía medieval).


MI TIEMPO YA TIENE SU PALABRA
El tiempo trae palabras en las manos,
deseo vertical, y trae respuestas
donde se van pudriendo los olvidos,
...
Hay que esperar que el tiempo
se deshaga en el barro y que madure
la simiente enterrada ( ... ).
Mena Cantero, Francisco.

Depósito Legal. BA-19-04.

miércoles, 23 de enero de 2008

ÍNDICE.




...Dedicatoria
....Prólogo: Recuerdos de infancia: Llerena, ciudad de mil y una ovejas merinas


....PRIMERA PARTE.
....Introducción.
....Teoría de la palabra “extremadura” como “frontera”. Etimología.....La palabra “extremadura” y sus precedentes según Martínez Díez. ....Críticas de Palacios Martín.
....Nuestras críticas a la Teoría de Martínez Díez:
.......1.El texto utilizado por Martínez Díez.
.......2. El castillo de Pancorbo no se erigió como castillo fronterizo sino como fortaleza para el control del desfiladero de su mismo nombre.
.......3. En latín alto-medieval “foras” ya había sustituido a “extra” y las tierras al sur del Duero se denominaban “terras de foris”.
.......4. Antecedentes: las divisiones mayores y menores del espacio desde la época romana.
.......5. La tardía fecha en que surge el concepto de “reconquista” respecto al temprano uso de la palabra “extremum” y sus derivados con el significado de “Frontera” según Martínez Díez.........6. El significado inicial de la palabra “frontera”, una palabra de uso civil, recogida como propia por el vocabulario militar (Breve Historia de la Delimitación y uso del espacio desde sus orígenes mitológicos hasta la Edad Media
......7. El uso de la palabra “frontera” como “lugar” de enfrentamiento con los musulmanes” ya existía en los fueros de Plasencia, Cáceres y Usagre. Su uso civil en los mismos fueros........8. El uso de la palabra “estremo” y de su derivado “estremado” en el Fuero de Plasencia sin relación con el concepto bélico de “frontera”.
.......9. Confusión por parte de Martínez Díez entre denotación y connotación de la palabra “extremum”........10. El nuevo tipo de frontera almorávide a partir del siglo XII.
.......11. A partir del siglo XI las “extremaduras” dan nombre a tierras de bajo índice poblacional con preferente dedicación ganadera........12. En la Alta Edad Media el concepto de “frontera” lo expresaba la palabra “fosatum” y, posiblemente, desde los siglos V y VII.
.......13. Desde al año 755 las fronteras entre A-Andalus y los cristianos se establecieron en el Sistema Central........14. Dos son las “fronteras”, la una anterior y la otra posterior, en las divisiones civiles de las propiedades asturianas precedentes.
.......15. La frontera como espacio interior cristiano. A partir del siglo XIII el vocablo “frontera” pasa a denominar el conjunto de las fronteras locales “contra los moros” de los Fueros de la actual Extremadura................................................................................................................
.....SEGUNDA PARTE.

.....La Teoría Ingenua de la palabra “extremadura” como “pastizal”: “Extremadura como invernadero”, idea creada por Nebrija en base a su residencia en Extremadura. Orígenes y Desarrollo......Crítica de Palacios Martín a la Teoría Ingenua de “Extremadura como invernadero o zona de pastos invernales”: Según él se produjo un proceso de “Etimología Popular”.
.....Algunas objeciones iniciales a la contra-teoría de Palacios Martín.
.....TERCERA PARTE.

.....La teoría de “Extremadura como zonas de pasto”, refundación. .....Introducción: a cerca del topónimo “Extremadura”.
.....El Contexto del Descubrimiento Imposible: La “reconquista como mera lucha para expulsar al moro”. Nuevas aportaciones de la historiografía: La “reconquista”, tras la caída del Califato de Córdoba hasta el siglo XIII, fue una guerra de expansión de los ganaderos del norte cristiano para controlar los pastos del sur musulmán. Esta teoría la había expresado el extremeño Paredes Guillén a finales del siglo XIX y a mediados del siglo XX la justificaba Hernández- Pacheco..................................................................................................................
.......1. La Solución. La imposibilidad, por su evidente cercanía, de que las primeras “extremadura” estuviesen en los “extremos del Duero” o fuesen sus “extremos”.
.......2. La Solución. Falta de concordancia gramatical entre “extrema” y “dorii” por lo que no pueden formar una palabra compuesta........3. La Solución. El primer documento en que según Martínez Díez aparece la palabra “extremadura” sitúa unas propiedades heredadas por la parte musulmana de un matrimonio mixto dedicado a la agricultura.
.......4. La Solución. El texto en que aparece, por segunda vez la palabra “extremadura”según Martínez Díez en una región no duriense: las “extremaduras” castellano-zaragozanas, una extraña “frontera” propiedad conjunta a guardar no de los enemigos externos sino de los propios súbditos de Sancho el de Peñalén y Móctadir de Zaragoza........5. La Solución. Las “extremaduras” del pacto entre Sancho el de Peñalén y Móctadir de Zaragoza son los terrenos de pastos que los musulmanes cedían a los ganados cristianos.
.......6. La Solución. Objeciones lingüísticas a la Teoría de Martínez Díez: la palabra “extremadura” no se deriva directamente del vocablo “extremo” sino del verbo “estremar” y significa “grupo de extremos”........7. La Solución. Antecedentes de los “extremos” medievales como zonas de pasto: la situación de las zonas comunes de pasto en las poblaciones romanas y visigodas. La triple división del espacio agro-ganadero a lo largo de la historia y en el espacio doméstico.
.......8. La Solución. Los “extremos” locales como zonas de pasto común en la Edad Media.
.......9. La Solución. La ganadería como principio organizador del espacio administrativo en España en la Edad Media y en la Reforma Provincial de 1833, aún vigente. Otros “extremos”.
.......10. La Solución. La palabra “marca” como denominación visigoda de las zonas de pasto situadas también en los “extremos”........11. La Solución. La desproporcionada superficie de las donaciones territoriales a los Concejos y Órdenes Militares en Extremadura, la región de los invernaderos musulmanes.
.......12. La Solución. Antecedentes del interés de los Concejos y de las Órdenes como grandes terratenientes y antecedentes incruentos entre cristianos de la “reconquista como adquisición de pastos”.
.......13. La Solución. Las Órdenes Militares fueron los mayores propietarios de ganado ovino y planificaron la adquisición de sus donaciones territoriales en base a sus intereses ganaderos. En el siglo X el monasterio de Sahagún estableció el primer antecedente.
.......14. La solución. Precedentes del interés del monasterio de Sahagún por la ganadería en los “extraños e irregulares monasterios” privados de la época gótica.15. La Solución. Los mapas de Extremadura de Hondius (1608) y de la Trashumancia según Klein.
.......Conclusión: la que se deriva del hecho de que Extremadura sea el primer espacio no reino que aparece delimitado con raya fronteriza como los reinos peninsulares........16. La Solución. El moderno concepto historiográfico de la “frontera”.
.......17. La Solución. Los conceptos centralistas de “región” y de “provincia” y su imposible aplicación a la descentralizada Extremadura medieval........18. la Solución. La imposibilidad de una “etimología popular” según la teoría de Palacios Martín. Los “extremos” son zonas de pasto en los Fueros de Plasencia y “ de los ganados de Cáceres”, anteriores a la creación del “Honrado Concejo de la Mesta”.
.......19. La Solución. El otro origen etimológico de la palabra “extremadura”: el vocablo veterinario “stremma - stremmatis” del latín tardío procedente del griego clásico “stremma-strematos”........20. La Solución. Traducir “extremis” antes del siglo XIII y palabras afines por “frontera” en su acepción moderna de “raya separadora de estados” es una anacronismo: hasta el siglo XIII los reinos cristianos no reconocieron fronteras y éstas no estatales sino como dispositivos contra los musulmanes en los límites de los términos de sus poblaciones. Los monarcas peninsulares no consideraban a los musulmanes habitantes de un estado propio sino de un grupo de invasores asentados en la antigua Hispania.
.......21. La Solución. Cuando la actual Extremadura recibe esta denominación la palabra “extremo” aún significaba “lugar de pasto”: La palabra “estremo” como “zona de pasto” desde el Fuero de Béjar y en textos no normativos pertenecientes a Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, (s. XIV), Percivale (1599 y 1623), Covarrubias (1611) y Minshov (1617), casi todos ellos textos que han pasado desapercibidos o no han sido interpretados correctamente......ANEXOS.
.......1. Refundación etimológica de la palabra “cañada”. La “cañada” como singular” defesa........2. Breve Historia de las denominaciones de las zonas de pasto. Orígenes de los “extremos”: Las “subsecivae” romanas.
.......3. Antología etimológica de la palabra “extremadura” a la manera de François Rabelais.
.......4. Según de Hoyos Sáinz fueron los extremeños primitivos los primeros trashumantes........5. La Trashumancia anterior a la época medieval........EPÍLOGO: CALAMONTE, INVERNADERO DE LA TRASHUMANCIA PREHISTÓRICA DURANTE EL PERÍODO CALCOLÍTICO.
.....Bibliografía.

DEDICATORIA.


(Yo soy) Hammurabi, el pastor, el elegido de Enlil;

(soy) el que amontona opulencia y prosperidad;

el que provee abundantemente toda suerte de cosas

para Nippur-Duranki...[1]

...

(Soy) el dios de los reyes, el que conoce la sabiduría;

el que extiende los cultivos de Dilbat;

el que llena los silos para Uras, el esforzado.[2]

a mi abuelo Gregorio Martín de Rodrigo Sánchez quien, en su juventud, pastoreó ovejas en la Siberia extremeña; a mi tío Juan Ignacio Segundo que dió entrada y salida a los rebaños trashumantes en el valle de Alcudia cuando los “caminos de hierro” sustituyeron a las “cañadas reales”; a mi abuelo Obdulio Mateos Caballero que, como sus antepasados, fue agricultor en Calamonte.



[1] Hammurabi, CÓDIGO DE HAMMURABI, Federico Lara Peinado, editor, Tecnos, Madrid, 1986, Prólogo, ANV I. 50-60, p. 3.

[2] Íbidem, III, 10-20, p. 4.

INTRODUCCIÓN: RECUERDOS DE INFANCIA: LLERENA CIUDAD DE MIL Y UNA OVEJAS MERINAS.







Y había plantado Jehová Dios un huerto en He-
dén al oriente y puso allí al hombre que formó.

... Tomó , pues , Jehová al hombre y púsolo en el huerto de Hedén para que lo labrase y lo guardase.
Génesis, II , v s. 8 y 15.
...
Y fue Abel pastor de ovejas y Caín fue labrador de la tierra.
Génesis, I V, v.2.[1]

Luego plantó Yahveh Dios un jardín al, oriente, donde colocó al
hombre que había formado.
...
Tomó, pues, Yahveh Dios al hombre y lo dejó en el jardín de Edén para que lo labrase y lo cuidase.
Génesis, II, v s. 8 y 15.
...
Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador.
G
énesis, IV, v. 2.[2]

En algún diccionario enciclopédico de principios del siglo XX leí que, en la ciudad de Llerena, se encontraba la estación de ferrocarril con mayor tráfico de ovejas trashumantes. En mi infancia fui testigo del embarque, en vagones-jaulas, de estas ovejas en aquella estación; el trasbordo se realizaba desde un embarcadero especial que los niños llamábamos el “castillo”, por sus falsas almenas; en realidad eran estas los vanos situados a distintas alturas y que servían de acceso para las ovejas a los diversos pisos que formaban los vagones.

En aquella época, finales de los años sesenta y comienzo de la decadencia de la estación, durante la primavera atravesaban por las calles de Llerena miles de ovejas merinas. Venían “a casa de la Condesa”- de Rojas-, entrando en la ciudad santiaguista por el “Portillo” de Cedaceros, próximo a mi calle de “la Cruz”, dejando a la derecha la “Plazuela” del Teatro; su visita anual tenía como fin el ser esquiladas; esta operación se realizaba en las traseras del “palacio” de la “condesa”, una de cuyas puertas daba a la calle Andrés Cabezas. No recuerdo si hubo aquí competiciones de esquilado, al estilo australiano de las teleseries, pero aún recuerdo aquellos olores singulares: del denso polvo que levantaban a su paso por las calles, aún de tierra, de los excrementos - las “cagalutas” -, de la lana aún sucia, del desinfectante azul que se aplicaba a las heridas producidas por las “maquinillas” de esquilar... Estas salían de unas tétricas máquinas negras y esqueléticas, comprensores supongo ahora.

Los esquiladores hacían su oficio como un “arte”, según mi entender infantil que admiraba la rapidez, precisión y belleza de la ejecución así como el pasmo emocional de las ovejas.

Tras las rejas de madera, situadas en las puertas para evitar la evasión, el espectáculo se repetía una y otra vez al salir del, entonces, próximo Colegio de Ntra. Sra. de la Granada (una de mis primeras aulas estaba a su vera).

Y, como en cualquier otro espectáculo, por ejemplo un matrimonio de “quinquis” que todos los años se aposentaba en el “picadero” con su carromato de lona amarilla, había aglomeraciones de niños; entonces percibíamos lo menos bucólico del pastoreo; el enrejado de madera, contra el que los situados en primera fila pegaban sus narices y manos, estaba embadurnado de excrementos...

De vuelta a la dehesa las ovejas “peladas”, a plena luz de la primavera llerenense, parecían legión de esqueletos por su extrema delgadez y por su inmaculado color.

También había en Llerena otras ovejas; pero estas no eran nada bucólicas. Su pastor, un muchacho deficiente, nos apedreaba y azuzaba el perro, cuando, con el balón, nos introducíamos en el “lejío del Gato” para jugar al fútbol. No entendíamos que el “lejío”, a partir de octubre, perteneciese a las ovejas, por mucha “X” -“coto” significaba- que hubiesen pintados sus derecho habientes en las “Piedras Baratas” y “del Obispo” o en las paredes de los corralones y de las casas del “arrabal” que daban al “lejío”.

De aquí que más de una vez hubiésemos de subir a la Sierra de San Miguel para poder jugar al fútbol en una explanada situada frente a “la mina”.

Y es que las pacíficas ovejas siempre tuvieron gran relevancia y exclusividad en en la paz y en la guerra... hasta el extremo de dar lugar a la contienda más larga de la Historia de España: la Reconquista.


[1] Biblia del Oso. Libros Históricos (I), según la traducción de Casiodoro de Reina publicada en Basilea en el año 1569, edición de Juan Guillén Torralba. Ediciones Alfaguara. Madrid, 1987

[2]Biblia de Jerusalén, Editorial Desclée de Brouwer, S . A. Bilbao 1992.

PRIMERA PARTE

INTRODUCCIÓN.

Numerosos y dispares han sido los resultados de las investigaciones que se han hecho de los vocablos “extremadura” o “estremadura”. Actualmente estos se han reducido a tres Teorías sin que ninguna de ellas haya sido capaz de anular a las otras. Y son:

a. “Extremadura” como “Extremos del Duero”.
b. “Extremadura” como “Frontera”.
c. “Extremadura” como “Invernadero”.

En esta línea de investigación, tras proceder a la crítica de las dos primeras, realizaremos las correcciones precisas de la última, iniciada por Nebrija alrededor de 1495, seguida de forma impropia por el andaluz Pedro de Medina en el siglo XVI y olvidada, hasta finales del siglo XIX, en que es asumida también ingenuamente y de forma incompleta, por el extremeño Paredes Guillén.

Antes incluiremos los resultados de una interesante investigación realizada por Pacheco Paniagua sobre el significado de la palabra “extremum” como “espacio fronterizo” pero no “frontera”:

“En las fuentes geográficas de los autores árabes expuestas en este trabajo (el suyo), el nombre de Extremadura no aparece de forma explícita. Tal vez tengamos que relacionar esta ausencia con el hecho de que, en la Edad Media, como podemos ver en las fuentes históricas, el nombre de Extremadura remite directamente al nombre de frontera, vocablo éste indeterminado e impreciso que, con el tiempo vino a traducir una realidad específica por medio de referencias cada vez más concretas... Por lo que respecto a Extremitas o extremum, en las crónicas medievales no parecen designar propiamente la frontera, sino una región fronteriza bastante delimitada...” [1].

Es decir nos encontramos ante un problema de matices que alcanzan gran relevancia y que sugiere la existencia de un problema creado por un conjunto de factores lingüísticos, historiográficos, corporativistas, de victimismo y de xenofobia.

En otra teoría, con algo de sintética, elaborada por Guadalajara Solera, observamos el mismo fenómeno del matiz; en su teoría Guadalajara Solera subdivide la palabra “extremadura” como un compuesto de “extremos” y de “Duero”: “La realidad histórica de la Reconquista trae consigo, o mejor dicho nos facilita, la explicación del étimo EXTREMADURA; el primer componente, “Extrema” incluye la pluralidad de “Extremos”, y el segundo al río Duero... se constata por casi todos los fueros medievales el término “extremos” referido al lugar de los pastos que aprovechaban los ganados trashumantes, y eran lindantes o fronterizos con los dominios de los árabes... ”[2].

TEORÍA DE LA PALABRA “EXTREMADURA” COMO “FRONTERA”. ETIMOLOGÍA.

Según Martínez Diez Jiménez de Rada popularizó, a partir del siglo XII, la desacertado significación de la palabra “extremadura” como “extrema Dorii” o los “extremos del Duero”[1]. Basa Martínez Diez su aparato crítico en la documentación que le da a la palabra “extremadura” y sus precedentes la significación de “frontera”: “Pero un examen más detallado de la documentación y crónicas medievales convierte esta interpretación en totalmente insostenible y nos descubre en ella un artificioso cultismo de finales del siglo XII que latiniza así un vocablo vulgar “Extrematura” o “Extremadura”, abstracto derivado de extremo, del mismo que raspadura, matadura, andadura, y demás vocablos formados con el sufijo dura derivan de sus respectivas raíces ”[2]. Para Martínez Diez la palabra "Extremadura" se deriva de la latina “extremum” tomada como “frontera”: “La palabra Extremo para designar las tierras fronterizas o límites del reino la encontramos ya en Castilla en el siglo IX; así en la “Crónica Albeldense” al referir el ataque musulmán del año anterior, designa a Pancorbo como los Extremos de Castilla”[3] .
N. B La “Crónica Albeldense” es leonesa y en el 893 Castilla era un condado del Reino de León: “El nombre de Castilla - escribe García-Borrón - nos dice Baldinger, surge a finales del siglo VIII, designando la zona próxima a Burgos, al sur de la cordillera Cantábrica, fortificada por castillos entre el 750 y el 770; y a mediados del siglo IX se extiende al condado que se estaba formando. De los territorios cristianos del norte, sólo Castilla estaba expuesta ante la cordillera protectora, teniendo que defender dos calzadas romanas, dos puertas hacia el terreno montañoso del norte. Castilla, en el VIII, era un territorio expuesto y fronterizo de León; desde el X, no sólo se opuso a León, que se consideraba continuador del viejo imperio visigodo, sino que se convirtió en la primera fuerza de la reconquista ”[4].

Con Martínez Díez viene a coincidir, según Ariza Vigueras, la generalidad de los historiadores: “La más reciente, y la que tiene más predicamento entre los historiadores es la que considera que el nombre viene de EXTREMOS, con el significado de “frontera”, más la terminación dura- como en español cabalgadura, andadura, etc.-” [5]

Palacios Martín amplía el uso del término “extremadura” y similares a los restantes reinos de la Península Ibérica: “ ... las “Extremaduras” fueron un hecho común a todos los reinos y territorios hispánicos de la reconquista, y que todos ellos usaron términos similares como extremo, extremadura, estremadoiro, estrems, etc., para significarías, tal como aparece reflejado en la documentación y en la toponimia” [6]. A su vez Marsá asocia la denominación de “extremadura” a la de “marca” o frontera catalana[7].

Esta asociación entre “extremadura” y “frontera”, aunque el autor entienda por “extremadura” los “extremos del Duero” - V.G. Moxó[8] - les lleva a ver “extremaduras”, incluso, en el Reino de Aragón[9] .

LA PALABRA “EXTREMADURA” Y SUS PRECEDENTES SEGÚN MARTÍNEZ DÍEZ. CRÍTICAS DE PALACIOS MARTÍN.

Martínez Díez localizó por vez primera la palabra “extremadura” en un “diploma del 4 de junio de 1068” que “sitúa Frescinosa “in Extrematura” [1]. Al año siguiente en documento suscrito entre los reyes de Pamplona y de Zaragoza vuelve a encontrar la palabra “extremadura” : “ Et ut siant totas illorum extrematuras conseruatas et totas illorum terras custodiatas... ”[2] .

La palabra “extremadura”, como denominación de parte de la actual, aparece documentada, escribe Martínez Diez, por vez primera en 1167: “Y aquí nos surge en la documentación por primera vez el nombre de Extremadura aplicado a tierras leonesas; Fernando II, alejado ya del reino castellano, se dice reinar en octubre de 1167 en Legione, Extremadura, Gallecia et Asturiis al mismo tiempo que comes urgelensis dominans Extrematuram” [3].

La existencia de otra “extremadura”, la castellana, la deduce Martínez Diez de otro documento de Fernando II : “ ... una Extremadura que no era toda la Extremadura, y así se hacía constar en algunos diplomas cuando expresamente se decía : regnante rege Fernando in Legione et in Gallecia et in quadam parte Stremature, sin duda recordando la existencia de otra Extremadura, la castellana” [4].

La desaparición de esta denominación como título real, siempre según Martínez Diez, se realiza 63 años después, a partir de 1230, en el reinado de Fernando III el Santo que unificó ambos reinos: “La desaparición y olvido de la Extremadura leonesa será todavía más rápida, dado su menor arraigo e importancia que la castellana; desde 1230 Fernando III o sus sucesores ya nunca mencionarán entre los territorios sobre los que reinaban la Extremadura (leonesa) como lo habían hecho Fernando II y Alfonso IX, desapareciendo así para siempre entre las titulaciones reales ” [5].

Para Palacios Martín la desaparición de la fórmula “Rey de Extremadura”- de parte de la actual - durante el reinado de Fernando III carece de cualquier relieve “trágico”: “... la unión de León a Castilla, restó importancia a unidades menores que integraban aquella corona”[6]. Aún así no considera definitiva la desaparición de este nombre que será recuperado en los momentos precisos : “A partir de 1230 el nombre de Extremadura siguió empleándose en las demarcaciones del reino de León como antes, tanto al norte como al sur de la sierra” y añade: “ ... cuando en algún momento necesitaban dejar las cosas bien claras, reapareciese la denominación de Extremadura para estas tierras leonesas. Así cuando en 1258 prohiben a los nobles tomar conducho en todas las tierras del rey, especifican que tal precepto debe cumplirse “en Castiella nin Extremadura, nin Toledo con toda la Transierra nin en toda la Andaluzia, nin en el regno de León nin en la Extremadura nin en Asturias nin en Gallizia, en todo lo que es del Rey”[7] .
Pero si Martínez Diez “hace desaparecer” documentalmente la “extremadura” leonesa a mediados del siglo XIII, no da por desaparecida la “extremadura” castellana, administrativa y geográfica, hasta mediados del siglo XV: “...a lo largo del siglo XV, la Extremadura castellana como entidad administrativa, desaparece en el gobierno central castellano”[8], “...con la desaparición administrativa la Extremadura castellana va a extinguirse también como denominación geográfica en la conciencia y en el lenguaje de las gentes, y así apenas se encontrarán ya menciones de la misma en el siglo XV, y mucho menos en el XVI ” [9].

Basándose en la Crónica de Juan II Martínez Diez ve la creación de una nueva “extremadura” en el siglo XV:
A. “Ya este cambio de denominación era una realidad en el siglo XV según nos aparece en varios pasajes de la Crónica de Juan II; así el año 1429 cuando los infantes don Enrique y don Pedro en rebeldía contra el rey desde Trujillo hacían guerra y robaban toda la tierra de Extremadura es evidente que ya no se refiere ni a las Extremaduras históricas castellana o leonesa, sino a otra Extremadura toda la cual podía ser razziada desde Trujillo”[10].
B. “Lo mismo y más claramente si cabe se declara en otro pasaje de esa misma Crónica de Juan II referente al año 1440 en que Cáceres aparece ya integrado en la región llamada Extremadura: porque veía que si hiciese merced de Cáceres eran de gran cargo de su conciencia e sería causa de poner grande escándalo en Extremadura”[11].

Al respecto Palacios Martín le contradice : “Se ha dicho que ya en la Crónica de Juan II de Castilla aparece empleado el nombre de Extremadura en su sentido actual. Sin embargo en mi opinión tal equivalencia no se ve ahí muy clara. Más bien parece que esta fuente lo aplica a toda la zona situada al sur del Sistema Central. Basta citar aquel texto en el que, tras mencionar “los daños y los males que la gente del infante don Enrique hacía en toda la Extremadura ”,daños que por cierto habían empezado en Ocaña y seguido en Vélez y Segura, hasta llegar a Trujillo y su comarca, luego se dice que el rey “envió mandar a los mestres de Calatrava e Alcántara, porque estaban en aquella comarca, que le diesen cient hombres de armas ”. Calatrava era, pues, para este autor( Alvar García de Santa María) una parte de la Extremadura, lo que demuestra que aún no se había reducido su significado al territorio actual, sino que se aplicaba a todos el sur del Sistema Central hasta Andalucía, incluyendo también a Castilla”[12] .

Esta crítica le sirve a Palacios Martín para situar el nombre de “Extremadura”, aplicado a toda la actual “Extremadura”, unos años más tarde: “... a mi entender, el hecho, que algún autor sitúa en la primera mitad del siglo XV, no se da con claridad hasta finales de esa centuria ” [13].

N.B. Recomendamos la lectura detenida del texto en que Palacios Martín se basa para deducir que Calatrava estaba en Extremadura según García de Santa María...

NUESTRAS CRÍTICAS A LA TEORÍA DE MARTÍNEZ DÍEZ.

La teoría de Martínez Diez es muy acertada para la confrontación con la teoría de los “extremos del Duero ”; pero al ser aislada presenta numerosos inconvenientes cuando se confronta con los resultados de otras investigaciones lingüísticas e históricas.

1. EL TEXTO UTILIZADO POR MARTÍNEZ DÍEZ.

Dice Martínez Diez que “La palabra Extremo para designar las tierras fronterizas o límites del reino ( de León ) la encontramos ya en Castilla ( uno de sus condados ) en el siglo IX; así en “La Crónica Albeldense ” , escrita el año 893 (insistimos, por un clérigo leonés), al referir el ataque musulmán del año anterior, designa a Pancorbo como los Extremos de Castilla (2): “E .S. 13 ,457 : “ ...ipsa quoque hostis in extremis Castellae veniens ad Castrum, cui Ponte Corbum nomen est... ” [1].

En principio creemos que Martínez Diez parte de una traducción equivocada de “La Crónica Albeldense ” que le hace llegar a conclusiones erróneas; según nuestra versión al castellano del texto latino utilizado por Martínez Diez los "extremos" de Castilla estaban más allá del castillo de Pancorbo: “Precisamente también los enemigos vinieron desde los extremos de Castilla hasta el castillo cuyo nombre es Ponte Corvo...”.

Así pues Pancorbo no estaba situado en la “frontera” o “in extremum” de Castilla, utilizando su propia terminología. Además en el siglo IX las incursiones musulmanas en los territorios ocupados por los cristianos no trazaban fronteras; su finalidad, sobre todo en Castilla, era la de raziarlos.

Riu Riu sitúa Pancorbo tras la “línea” fronteriza ya entre los años 850 y 880[2] .

Un análisis posterior del texto original de la “Crónica Albeldense” nos confirma a través de un texto afín que Pancorbo no se encontraba en los límites de Castilla : “Deinde ad terminos Castellae, in Pontecurbo castro peruenit, ibique sua voluntate pugnare cepit, sed tertio die uictus ualde inde recedit ”[3] : “Después de(o desde los) los términos de Castilla al castillo de Pontecorbo llegó ...”.

2. EL CASTILLO DE PANCORBO NO SE ERIGIÓ COMO CASTILLO FRONTERIZO SINO COMO FORTALEZA PARA EL CONTROL DEL DESFILADERO DE SU MISMO NOMBRE.

En el año 893 Castilla era un espacio del Reino de León al que pertenecía como “condado”; es decir, en sí misma toda Castilla era una auténtica frontera defensiva como “frontera” pretende Martínez Diez que sean los espacios denominados “extremaduras”. Sin embargo, Martínez Diez, declara, además en plural, un espacio muy reducido como “LOS EXTREMOS DE CASTILLA”.

Pancorbo en un principio fue el nombre de un desfiladero, situado ahora en la provincia de Burgos, en la margen derecha del Ebro cerca de Miranda. Este lugar era un paso utilizado por los musulmanes para raziar Castilla y Álava deesde Zaragoza. De aquí que en él y sus proximidades se realizaron combates, al menos desde principios del siglo IX, según Sánchez-Albornoz[1] quien además sitúa la construcción del castillo de Pancorbo por el conde Diego Rodríguez tras la campaña cordobesa del año 878[2].

Junto con las fortalezas de Cellorigo, ahora en la provincia de Logroño, cerca de Pancorbo, y Castrojeriz tuvo “Castra Ponte Corbum” un importante papel defensivo en las campañas musulmanas de los años 882 y 883.

Pero el hecho de que “... el conde de Castilla Diego Rodríguez, levantó el castillo de Pancorbo protegiendo el acceso al desfiladero de tal nombre ”- según Sánchez - Albornoz- Pancorbo bien podría encontrarse en el año 983 tras las “líneas fronterizas” que, por lógica, al menos, hemos de situar en el cercano Ebro.

La Castilla del siglo IX “... con fronteras abiertas y a las que era fácil llegar ...” [3]realmente no tenía “fronteras” sino ella misma era “frontera”, defensiva, del núcleo del Reino de León.

3. EN LATÍN ALTO-MEDIEVAL “FORAS” YA HABÍA SUSTITUIDO A “EXTRA” Y LAS TIERRAS AL SUR EL DUERO SE DENOMINABAN “ TERRAS DE FORIS ”.

Corominas y Pascual evidencian el carácter popular y sustitutorio de “fuera” respecto a “extra”: “En latín tardío y vulgar FORAS o FORIS reemplaza casi totalmente a Extra (pero gestra = yestra “excepto” en las Glosas de Silos” [1].
N. B. Con esta acepción “fuera” aparece en el Fuero de Plasencia : “Si con testamento non passare et parientes cerca ouiere, den el quinto a los clerigos de su collacion, de ganado et non de otra cosa, fueras de oueias et de bues et de uacas et de todas bestias, fueras caballos de siella , que an de aver los parientes mas cercanos” [2].

Así Sánchez - Albornoz recoge que a las nuevas tierras de allende el Duero se las denominaba “terra de foris”:
A. “Desde las viejas sedes de la zona serrana y marítima del reino emigraron a la llamada terra de foris, al valle del Duero, grandes catervas de repobladores” [3].
B. “ ...un ventarrón de libertad sacudió las "tierra de foris " fronteriza, es decir, el valle del Duero” [4].

4. ANTECEDENTES: LAS DIVISIONES MAYORES Y MENORES DEL ESPACIO DESDE LA ÉPOCA ROMANA.

Esta división del espacio en dos elementos contrapuestos tenía una antigua y continua tradición. García Larragueta recoge que el uso de “foris” estaba generalizado en Asturias: “ Siempre que se relacionan los componentes de la misma (la heredad), se suele precisar que sus pertenencias están situadas intus et foris ” [1].

En la época republicana de Roma se utilizó este sistema para dividir administrativamente la Península Ibérica en Provincia Hispania Ulterior ( la parte de más allá) y Provincia Hispania Citerior ( la parte de acá); durante el Imperio se volvió a utilizar el mismo procedimiento subdividiéndose las precedentes en Provincia Ulterior Baetica, Ulterior Lusitania y Citerior Tarraconense[2] .

5. LA TARDÍA FECHA EN QUE SURGE EL CONCEPTO DE “RECONQUISTA” RESPECTO AL TEMPRANO USO DE LA PALABRA "EXTREMUM" Y SUS DERIVADOS CON EL SIGNIFICADO DE

"FRONTERA" SEGÚN MARTÍNEZ DÍEZ.

Dice Marsá que “En los Fueros y documentos más antiguos no aparece el significado “frontera con los moros”, sino el de “límite o linde[1]”. La explicación de este hecho nos la ofrece Riu Riu al manifestar que el concepto de “reconquista” no surge hasta el siglo XI: “El ideal propio de la Reconquista, tan aireado por la historiografía moderna, que implica la idea de liberar las tierras que los musulmanes detentaban “injustamente”, no se formularía hasta el siglo XI [2]”.

De aquí la “presura” u ocupación de “tierras sin dueño” como primer modelo jurídico de repoblación; en palabras de Moxó: “atendiendo al nivel rudimentario del Derecho hispano-cristiano tras el derrumbamiento de la monarquía visigoda y la mecánica jurídica de la época, en unas y otras circustancias -repoblación oficial y privada- los colonizadores, al establecerse en sus tierras, bien por concesión real o por su propia iniciativa, accedían a su posesión por la “presura” de las mismas, fórmula jurídica inicial de la ocupación en el reino astur - leonés y constitutiva de determinados derechos para el repoblador, la cual se convirtió, por su frecuencia y reconocimiento social y oficial, en institución básica, eficaz y apropiada para sostener sobre ella una gran parte del peso y de la fuerza dinámica de los repobladores [3]”.

Así pues hemos de considerar que la utilización de la palabra latina “extremum” y sus derivados romances en los textos anteriores al siglo XI, los utilizados por Martínez Diez, no pueden indicar el concepto moderno de “frontera” al no existir entonces la ideología de “ reconquista”. Por tanto decir que “extremum” equivale a “frontera”, antes del siglo XI, tal como propone Martínez Diez, constituye, al menos un anacronismo.

Otra cosa es que desde nuestra perspectiva temporal llamemos "frontera" a lo que era un simple “extremo”.

Según Riu Riu los primitivos castellanos tenían por norma señalar “sus posesiones con línderos”[4]. Evidentemente estos linderos no tenían como objetivo precisar sus propiedades ante los musulmanes.

6. El significado inicial de la palabra “frontera”, una palabra de uso civil, recogida como propia por el vocabulario militar (Breve Historia de la De

limitación y uso del espacio desde sus orígenes mitológicos hasta la Edad Media.

La ciencia de medir y delimitar el espacio surge en Egipto, según Proclo, para restituir las propiedades a sus dueños tras las periódicas crecidas del Nilo : “Diremos, junto a la mayoría de los historiadores, que la geometría fue descubierta por primera vez en Egipto y que se originó en la medición de áreas de tierras. Esto fue necesario para ellos porque el Nilo se desbordaba y borraba los límites que correspondían a cada uno...”[1] .

Según Heródoto la Agrimensura surgió en Egipto por razones tributarías[2]; no obstante la primera delimitación de los campos, según el mismo Heródoto, se llevó a cabo por motivos sanitarios[3].

La unidad de superficie egipcia era la “arura”, un cuadrado de cien codos de lado [4]equivalente a 2.756,25 m2. [5]según Schrader[6] .

La Agrimensura fue introducida en Grecia por Tales de Mileto y así escribe Proclo: “ Tales, tras haber ido primeramente a Egipto, transplantó a Grecia esta especulación (la geometría)”[7] .

Los romanos, nos dice López Paz, a su vez se basaron en los conocimientos de los griegos y de los etruscos para desarrollar la Agrimensura: “La tendencia a hacer divisiones regulares del suelo no es, ciertamente, original de Roma. Sin embargo, a partir de precedentes griegos y etruscos, los romanos fueron capaces de diseñar un sistema propio de estructuración del territorio al que denominaron centuratio o limitatio”[8] .
N. B. La “centuria” romana, como la “arura” egipcia, también era un cuadrado, pero mayor ya que contenía 20 X 20 “actus” y el “actus”, añade López Paz, equivalía a 710 metros[9].

No obstante todo el vocabulario utilizado posteriormente para delimitar los espacios públicos o privados, municipal o estatal tiene origen romano, sobre toda la palabra “ término”: Tras “la distribución del territorio en centurias, regulares o no - continúa López Paz - eran colocados en el cruce de cada centuria mojones de piedra “ termini[10]””.
N. B. 1. En el vocabulario posterior desaparecerá la palabra “centuriación” sustituida por “ limitación” que era más expresiva al exponer el objetivo de toda delimitación: la “separación”.
N. B. 2. En Roma existió un dios protector de los límites llamado “Término”. Fue creación de la diosa Ceres - seguimos a Humbert[11] - como medio de separar claramente las tierras que habían sido comunes en el Reinado de Saturno o Edad de Oro. Aunque el mojón delimitatorio comenzó siendo bien un árbol o una piedra acabó utilizándose una figura humana, aunque sin pies ni brazos. En honor del dios Término se celebraban las fiestas “terminales” y en ellas los convecinos les ofrecían sacrificios y dones y celebraban banquetes familiares.

Para nombrar los límites estatales los romanos utilizaban los vocablos “limes” - frontera terrestre - y “litus saxonicum”, “su equivalente costero” [12]nos dice Musset.

El “limes” era, en realidad, un sendero, sendero que también existía entre los campos[13] para acceder a ellos.

En la época visigoda continúa, fundamentalmente, el sistema de delimitación romano. El vocabulario utilizado por San Isidoro es, por tanto similar : “Fines, Límites, Término, Cardo y Decumano (límites máximos) y Arca ”[14] .

En el “Código de Eurico” sólo se hace referencia a la palabra “término” traducido por Alvaro D'Ors como “lindero”:
“FRAGMENTA PARISINA ( Cod, rescrip. Paris. Lat. 12161)
CCLXXVI. ...3. Si vero fundorum termina tertiis quas /habent romani
fuerint, tunc gothi ingrediantur in loco hospitum et ducant terminum <> fuerat ostensus”. 276. ...3. Y si los linderos se hallasen en las tercias que tienen
los romanos, entren entonces los godos en el terreno de los huéspedes
y lleven el lindero al sitio en que se había señalado ”[15] .

La traducción medieval del Fuero Juzgo nos propone un nuevo vocablo: “Fito” o “hito” como sinónimo de Término:
“III. TITOL DE LOS TÉRMINOS ET DE LOS FITOS.
I. “Que los términos é los fitos sean guardados ” [16].

En la documentación alto-medieval del Monasterio asturiano de las Corias volvemos a encontrar la palabra “termínus”: “cum termino de Caurias ” [17]. Aquí alcanza ya niveles polisémicos y significa, según Floriano, “el territorio contenido dentro de la jurisdicción cauriense” y “los linderos que encierra esta jurisdicción”.
Por entonces, principios de la “Reconquista”, cuando se fijan los límites de un “ espacio “se dice que está “terminata” es decir, que tiene marcados y establecidos sus linderos o “términos” y añade Floriano “ a los que en el Código de Corias se denominan “ detérminos” [18].

La propiedad, es decir el terreno, y, aquí está el origen de la imposibilidad de asociar “extremo” con “frontera” bélica, añade Floriano “ se limita por cuatro términos o confines: dos llamadas “frontadas” y dos “costeras”, definiendo Floriano las “frontadas” como “sus límites anterior y posterior” [19]. Más adelante Floriano nos advierte que “frontadas” y “frontera” tienen una misma significación: “Frontera tiene el mismo significado: terram quam dicunt eralande cum suas fronteras ”(68. r. A. 14)”[20] .

En principio, pues, la palabra “frontera” tuvo origen civil. Y, a pesar de su introducción en el vocablo militar, continuaría su original uso civil, incluso, en los Fueros de la actual Extremadura, según veremos posteriormente.

El vocablo antecedente de “frontera” fue la palabra mozárabe “frontáira”, según Simonet, que la hace derivar de un adjetivo bajo latino: “Frontarius, a, m, de frons, tis, (frente)”[21] .

El concepto subyacente de “parte delantera” también se encuentra en la palabra mozárabe “frontál”, también recogida por Simonet con varios usos: “FRONTÁL ó FORONTÁL . escr. moz...... el frontal del altar” ... “melena de buey” ...) ”frontal de arar” [22].
N B. Repárese en el error de Marsá: “Tienen también común el segundo elemento los topónimos Aguilar de la Frontera ... el segundo elemento, derivado de Frontaria “límite” [23].
Según Corominas y Pascual la palabra “frontera” aparece documentada, por vez primera, en el Poema de Mío Cid[24] . Curiosamente el primero en emplearla sería un musulmán: “ v. 647 Por los de la frontera pienssan de enviar”[25] .

En esta ocasión tiene ya la palabra “frontera” una connotación exclusivamente militar.
N. B. La fecha más tardía en que apareció por vez primera la palabra “frontera” sería en 1207, según la teoría de Colin Smith[26] .

Siglos después encontraremos las palabra “frontera” indicando que en la Edad Media las fronteras podían ser ciudades, lugares o fortificaciones, siempre situadas frente al enemigo, pero no líneas ni rayas que repugnan el carácter no estático de las fronteras hispano-musulmana y cristiana, sobre todo al surgir el concepto de “reconquista”. En una Provisión de 27 de enero de 1762 leemos : “ ... los altos progenitores de nuestra real persona, habían ganado muchas tierras a los moros de Andalucía y de otras provincias comarcanas a Toledo, dejando de ser esta ciudad plaza de armas y frontera para conquistarlas, habían quedado en su lugar erigidos por fronteras y plazas muchos castillos, fortalezas y lugares situados a la frente y confín de las demás tierras moriscas ” [27].

La denominación de “limes” para designar las fronteras romanas, el latín “limes” significa “sendero entre dos campos”[28] , le viene, sin duda del patrullaje que sobre los límites del imperio hacían, en un principio, las unidades fronterizas romanas.

En la España de la Reconquista estos “limes”, la posterior “raya”, lógicamente no existieron ni en tiempos de treguas; la documentación recogida por Mackay y Moreta pone al descubierto que no existían fronteras geográficas claras: V.G. en la reconquista del reino de Granada que se reconocían expresamente determinados límites[29].

Entre las fronteras romana y cristiana medieval existe una radical diferencia; la romana, nos dice Rémondon[30] era exclusivamente defensiva, como la cristiana antes de la caída del Califato de Córdoba. Por contra, la frontera cristiana medieval no fue una línea de contención sino que estaba formada por lugares para el avance territorial a partir del siglo XI: “Otro rasgo fundamental - escribe Mackay - de la frontera medieval española que hay que tener en cuenta es su movilidad”[31] .

7. EL USO DE LA PALABRA “FRONTERA” COMO “LUGAR DE ENFRENTAMIENTO CON LOS MUSULMANES” YA EXISTÍA EN LOS FUEROS DE PLASENCIA , CÁCERES Y USAGRE. SU USO

CIVIL EN LOS MISMOS FUEROS.

Hace también imposible la relación “estremo” y “extremadura” con “frontera bélica” el hecho de que durante la conquista cristiana de Extremadura la palabra “frontera” está perfectamente desarrollada, a todos los niveles de uso, y es utilizada en los textos de la época que hacen relación a poblaciones de la actual Extremadura.

En principio queremos advertir que es radicalmente falso, tal como dicen algunos autores, que se llamó “Frontera a la zona de contacto con los musulmanes en la región andaluza, frente al reino de Granada” [1]; es el caso de Marsá.

Los textos que siguen, pertenecientes a los Fueros de Plasencia, de Cáceres y de Usagre, son definitivos:
a. Fuero de Plasencia, reino de Castilla.
“7, De yr en hueste al conceio.
En el VII logar otorgo que conceio de Plazencia non vaya en hueste si non fuere en su frontera ...”[2].
b. Fuero de Cáceres, reino de León.
“49 1. De no hir en hoste ,
Mando et otorgo al conceio de Caceres que non uayan en hoste mays de XXX dias, et esto con el cuerpo del Rey, et non con otri , et en su frontera” [3] .
c. Fuero de Usagre, reinos unificados de Castilla y de León, Señorío de la Orden de Satiago, Provincia de León:
“Mando, y otorgo al Conceio de Osagre, que non vaya en hueste, más de treinta dias, y esto con el corpo del Maestre, y non con otri, y en su frontera ...” [4].

Así pues durante la conquista de la actual Extremadura la palabra “frontera” estaba plenamente desarrollada y, no sólo a nivel bélico, también en el uso civil de los fueros extremeños:
a. Fuero de Plasencia :
581. Ley VII.
“Todo huerto o uínna o miess o frontera de alguna defesa o de exido ouiere, et el seto o parede o con ualladar non la cercare...” [5].
582. Ley VIII.
“Todo omne, si su frontera, assi como de suso dicho es, non touiere cerrada...”
599.
“... todo omne otrossi que las fronteras de las suas açennas ...” [6].
b. Fuero de Usagre.“ Et si el prado fuere cabo defesa de conceio, o cerca de exido, o cerca carrera tan de uilla quam de aldea, encierrelo de V. palmos en alto et III. en ancho. Et los alcaceres et los ortos de las fronteras similiter” [7].

8. EL USO DE LA PALABRA “ESTREMO” Y DE SU DERIVADO “ESTREMADO” EN EL FUERO DE PLASENCIA SIN RELACIÓN CON EL CONCEPTO BÉLICO DE FRONTERA.

En el primer artículo del Fuero de Plasencia aparece la palabra “estremo” no con significación de “frontera entre cristianos y musulmanes”; su significado es más humilde: el “ estremo” placentino - como la primitiva “frontera”- es el “término” aquí entendido como “lindero” o “límite” territorial y /o jurisdiccional de su concejo :
I. “Si ganado de otra vila en termino de Plazencia o en sus terminos o estremos a pacer entrare...” [1].

Por ello hemos de entender que la palabra “estremo” o su equivalente latina, “ extremum” no necesariamente han de tomarse como “frontera con los moros” ni que en ella tuvo su origen. El Fuero de Plasencia rechaza tal asociación y relaciona la palabra “estremo” con el significado de “lo último”.

Pero si el Fuero de Plasencia nos resuelve la no adecuación de la palabra “estremo” al concepto de “frontera con los moros” tal Fuero nos remarca esta disociación. En él aparece la palabra “estremado” con el significado de “último”:
- 530. Ley IX.
“Si el apellido uiniere al aldea o non ouiere signo estremado, alleguense al logar primero, et si non pechen commo dicho es ”[2].
-531. Ley IX.
“Si los primeros apellidos desbarato fizieren, los estremados que en la batala non fueren non prendan nada de la ganançia que los primeros fizieren ...”[3] .
N. B. Es el Fuero de Plasencia respecto al uso de las palabras “estremo” y “estremado” un ejemplo casi imposible; según Corominas y Pascual es difícil encontrar ambos vocablos en un mismo texto medieval: “Extremo”[ estremo. Ruiz, 1184c; APal., 149d; y bastante frecuente en todas las épocas, sobre todo desde el S. XVI, pero en la Edad Media apenas se usaba otra cosa que estremado, único que registra Nebrija ), de extremus id., primitivamente superlativo de exterus”[4].

9. CONFUSIÓN POR PARTE DE MARTÍNEZ DIEZ ENTRE DENOTACIÓN Y CONNOTACIÓN DE LA PALABRA “EXTREMUM”.

Martínez Diez confunde la denotación o “significación objetiva” con la connotación o “conjunto-escribe Blecua - de valores secundarios que rodea a una palabra en el sistema de cada hablante ”[1] .

Considerando que las palabras forman parte de un “campo semántico” observamos que “extra” se opone a “intra” y “extremum” a “primus”, según Salvá [2].

En principio la palabra “extremus” equivaldría a lo “último” o más alejado respecto a un lugar central si bien formando parte de él -denotación-; dentro del contexto historiográfico de Martínez Díez el “lugar más alejado respecto a un punto o lugar primero” es, sin duda, la frontera (denotación ). Pero en la etimología de la palabra “frontera” está la respuesta; “frontera” hace relación, no a lo interior o primero - como “extremo”-, sino a algo totalmente exterior y ajeno..

Y así escribía Covarrubias: “Frente. Latine frons ...Frontera puede ser parte opuesta, como en la casa frontera; frontera, la raya y termino que parte dos reynos, por estar el uno frontero del otro. Frontero, lo mismo que de enfrente”[3] .

domingo, 20 de enero de 2008

10. EL NUEVO TIPO DE FRONTERA ALMORÁVIDE A PARTIR DEL SIGLO XII.

“En el siglo XI-escribe Viguera Molins- cayó la organización fronteriza omeya con sus marcas superior, media e inferior”[1]. Tras la invasión almorávide estas fronteras pasaron a formar líneas virtuales basadas en diversos tipos de fortalezas: “pero el sistema de las antiguas marcas de tiempos omeyas - añade Viguera Molins - ya no era operativo, y los almorávides acabaron por desarticularlo o por perderlo, a principios del XII.

Al Andalus -finaliza-dejó de tener de tener un espacio fronterizo (tagr) y pasó a tener puntos fronterizos, llamados tugur, basados en la articulación de ciudades con castillos, y alquerías más o menos fortificadas”[2].

11. A PARTIR DEL SIGLO XI LAS “EXTREMADURAS” DAN NOMBRE A TIERRAS DE BAJO ÍNDICE POBLACIONAL CON PREFERENTE DEDICACIÓN GANADERA.

No todas las “extremaduras” son tales; por “extremaduras” actualmente se entiende en alguna historiografía moderna toda región fronteriza medieval. Así Lacarra escribía: “Era el mismo sistema que se había venido aplicando en la vieja “Extremadura” aragonesa” o “sobre las tierras de esta nueva “Extremadura”...”[1] . Previamente Lacarra había revelado que la denominación que daban los aragoneses a las regiones fronterizas era la de “Tierra Nueva”: “Todo ello dará a los territorios recién adquiridos una peculiar estructura económico-social, muy bien percibida por los contemporáneos al calificarla de “tierra nueva”[2].

Los leoneses tampoco utilizaban el vocablo “frontera” o similares para referirse a los territorios del sur del Duero; estos eran, lo hemos dicho ya, las “Tierras de Fuera”: “Desde las viejas sedes de la zona serrana y marítima del reino-escribe Sánchez - Albornoz - emigraron a la llamada terra de foris, al Valle del Duero, grandes catervas de repobladores”[3] .

Después del siglo X y, coincidiendo con el inicio de la auténtica “reconquista”, la primera “Extremadura”, la castellano-leonesa, posee un bajo índice de población y sus tierras, por tanto se dedican, sobre todo al pastoreo ; con palabras de Mackay y Moreta :
- “Una región fronteriza ... Castilla ... era una frontera donde los cristianos, con una fuerte carencia de hombres...”[4] .
- “Sin embargo -a la caída de Toledo, año 1085-, aún teniendo en cuenta estos grupos-musulmanes, mozárabes y judíos -, no cabe duda de que seguían faltando los hombres y la mano de obra” [5] .
- “No era en estas regiones de alquerías, sino en las tierras de Extremadura y la zona que se extiende desde Guadalajara y Soria hasta Cuenca, donde un nivel bajo de población reforzaba aquellos otros factores de la tierra y del clima que propiciaban una economía pastoril.

Después de 1085 hubo una expansión de la cría de ovejas en la frontera alrededor de sitios como Ávila y Salamanca, y poco después geógrafos musulmanes señalaban la existencia de grandes rebaños entre el Tajo y el Duero” [6].
Estos autores, incluso, quieren ver el avance de las “líneas fronterizas” motivados no por la necesidad de ubicar excedentes de población sino por la necesidad de pastos: “Por eso es posible que se pudiera explicar el avance de la frontera no solamente por las actividades de los guerreros nómadas sino por ganaderos en busca de dehesas que permitieran la trashumancia a gran escala” [7]

12. EN LA ALTA EDAD MEDIA EL CONCEPTO DE “FRONTERA” LO EXPRESABA LA PALABRA “FOSATUM” Y, POSIBLEMENTE, DESDE LOS SIGLOS V Y VII.

En los primeros momentos de la “reconquista” se distinguían dos tipos de acciones bélicas: el “apellido” que, consistía en acciones defensivas, y el “fonsado” o guerra de conquista sobre la frontera: “... cuando el príncipe -dice García de Valdeavellanos - reclutaba un gran ejército o “hueste”... para emprender una campaña o expedición militar ... dirigida contra las fronteras del territorio enemigo y a la que en el siglo X se le daba ya en el reino astur - leonés el nombre de “fossato” o “fonsado” (del latín “fossatum” = Foso o Límite), nombre que servía también como designación de la tropa misma movilizada y, que, junto al de “hueste” o “ejército”, se generalizará más tarde en León, Castilla, Navarra y Aragón...”[1] .
Pero como quiera que Sánchez - Albornoz pusiese en cuestión la asociación entre “ frontera” y “fossatum”, pasaremos a su crítica.

Dice Sánchez-Albornoz que en el Reino Astur-leonés “se olvidó la vieja terminología; en los textos astur-leoneses - añade - no se habla de exercitales ni de públicas expediciones” [2]. Por esta razón surge, según él, un nuevo término militar de origen desconocido: “aparece una palabra de misteriosa estirpe - fonsado - para designar la ida a la guerra” [3].

Y porque “Fonsado” se hace, comúnmente, derivar del latín “fossatum = hoyo”, Sánchez-Albornoz se declara incapaz de ver la relación: “Es habitual hacer derivar “ fossatum de fossa” y vincular su uso genéticamente con el cavar de trincheras en la guerra contra los islamitas. Sabemos que eso hicieron las huestes que en 816 resistieron al ejército cordobés en el río Orón y que eso hizo el conde Rodrigo de Castilla en el desfiladero de la Morcuera en 865. Es, empero, inimaginable que esa práctica fuera tan constante y repetida para dar el nombre de fossatum al servicio ofensivo de guerra. Y es difícil adivinar el proceso mental que del abrir fosos defensivos, en algunos momentos de peligroso ataque musulmán, pudo llevar al bautizar de la ida a la campaña con el nombre ya generalizado a comienzos del siglo X. Más frecuente fue el alzar de castillos para sostener las acometidas sarracenas; tal construcción llevó a dar nombre a Castilla .Y en vano se argüirá, para explicar por qué no derivó de ellos una nueva designación del servicio de guerra, que desde los castillos se resistía al asalto enemigo y que las fosas se cavaban en las batallas campales”[4].

No obstante Sánchez-Albornoz reconoce que en el período gótico “fossatum” se utilizó como sinónimo de “límite”: “La palabra fossatum se usó ya en la latinidad clásica con el significado de zanja o foso y también con el de límite. Con ese doble impreciso sentido aparece en el Liber Judicum o Lex Visigothorum. En la Ley VIII, 4, 25, de Servando Spatio Iuxta Vias Publicas, se lee: Quod si propter paupertatis angustias campum spibus non possit ambire, fossatum protendere non moretur”[5].

De cualquier manera Sánchez-Albornoz equipara “fossatum” con “campamento”: “Fossatum significó en la época posclásica campamento. Lo acreditan sin dejar lugar a la duda varias noticias sobre empresas de Valente, Odoacro, Teodorico ... En ningún cronista hispano-godo he hallado, empero, el vocablo fossatum con el significado de campamento. ¿Se usó, sin embargo, en Hispania por el vulgo con tal significado y de “ir al campamento” se pasó a decir “ir a la guerra”? No sé, debo confesar mi incapacidad imaginativa para explicarme y hacer buena ninguna de estas conjeturas”[6] .

Gracias a esta última asociación que realiza Sánchez- Albornoz podemos encontrar la vía “llana” para la solución del problema que, incomprensiblemente, se plantea; si en un principio “campamento” y “fossatum” poseyeron identidades diferentes acabaron confundiéndose; y lo hicieron por metonimia, es decir, confundiéndose la parte por el todo; así sucedió entre “término” y “territorio” en que la palabra “término” pasó designar tanto el límite exterior como la superficie interior.

En los campamentos romanos, ya fuesen permanentes u ocasionales, el límite o “ frontera” entre ellos y sus enemigos lo establecía el “Foso”: “En los campamentos diarios hacían un foso ( fossa ) de menos profundidad que en los campamentos definitivos; con la tierra sacada de él hacían un parapeto pequeño ( agger ), coronado por empalizadas ( valum )”, escribía Guillén[7] .

También el foso establecía las fronteras del estado del romano: “El sistema de fortificación de los romanos, ya se tratase de los que rodeaban los campamentos , como las líneas defensivas de las fronteras, se componía de dos partes: una trinchera y un parapeto formado esencialmente por tierra sacada de ella. La trinchera era la “fosa” ...”[8] .

Un pequeño “foso”, el surco, servía como delimitación o frontera civil en los documentos del asturiano Monasterio de las Corias: “Los colindantes de una propiedad cualquiera, se dice que están “sulca o a sulcu”, es decir, que son contiguos sin otra separación que “surco por medio”: “Heredítas que fuit de Nunno Femándiz sulcus illam uiam que discurrit de Sancto Felice pro ad Janalianes”. La palabra, aunque es impropia en muchos casos, pues una tierra no se separa de un camino por un surco si no están labradas, hizo mucha fortuna llegando a través de la documentación leonesa hasta el siglo XV y aún hoy es ello expresión corriente en el lenguaje rural”[9] , escribe Floriano.

Esta misma información la recoge el Fuero de Plasencia que da como límite válido el “surco”: “Et es de saber que lauor con aladro o con legon que fuere fecha et atinga la tierra de sulco, la sulco puede la heredat defender, otra presura non uala nada”[10] .

Y para los romanos, también un surco de arado trazaba el límite de la ciudad; así escribía Álvarez Sáenz de Buruaga: “En esta ceremonia (de la fundación de Emérita Augusta), previa consulta de los presagios por el augur y fijación definitiva del lugar (“ inauguratio”), se hacía la “limitatio” para determinar los límites externos y las divisiones interiores de la población, marcándose de izquierda a derecha, con el arado de reja de bronce el perímetro de la nueva colonia, ya sagrada (templum), pues señalaba el sitio habitado por los dioses”[11] .
N. B. A través de “surco” o, mejor, de su precedente “sulco”, creemos que se llegó a identificar la palabra “frontera” con “raya” fronteriza. Y así leemos en Covarrubias y en el Diccionario de Autoridades:
- “1. Sulco.
2. Surco. La línea honda, que se forma en la tierra al ararla”[12].

“- Raya. La señal delgada o línea que se haze con el estilo o otro cualquier instrumento.
...
Raya. Se toma algunas vezes por los confines de los reynos”[13]. De cualquier manera también puede accederse a la asociación entre “fonsado” y “frontera”:
a. En las fronteras romanas, los “limes”, los “fosos”, también constituían el límite máximo: “El tipo completo del “limes”- dice Guillén - está formado por el atrincheramiento, con fosos, parapetos, taludes, empalizadas, muros, torres de vigía y fortines...”[14] .
b. A “posteriori” observamos que la palabra “fossatum” del Fuero de León es sustituida por “frontera” en el Fuero, también leonés aunque romanceado, de Usagre :
- “Illi etiam soliti fuerunt ire in fosatum cum rege, cum comitibus, cum mairinis, erant semper solito more” [15] según recoge Sánchez-Albornoz.
- “Mando, y otorgo al conceio de Osagre , que non vaya en hueste... y esto con el corpo del maestre... y en su frontera ...” [16] según recogía Ureña.
c. La expedición militar denominada “fonsado” también era conocida como “arcato”: “La acción militar más importante-nos dice Sánchez-Albornoz- es la hueste, también denominada “host”, “arcato” y “fonsado”... [17] .

Pues bien, “arcato”, a su vez, también fue sinónimo de “frontera” o “límite”, según deducimos de las “Etimologías” de San Isidoro :
“1. ... arces (alcazares) son partes más altas y defendidas de la ciudad, pues lo más alto de las ciudades es lo más seguro; se llaman “arces”, ab arcendo, de rechazar a los enemigos; y de aquí también arcos et arca”[18] .
De los límites de los campos.
2. 5. Arca. Llamada ab arcendo, de apartar; custodia los límites del campo e impide entrar en ellos” [19] .

A pesar de las reticencias apuntadas por Sánchez-Albornoz éste lleva el origen de la palabra “fonsado” hasta los siglos V y VII para designar una expedición militar: “Fossatum”.
a. “Su aparición en documentos castellanos de 941 en adelante bastaría a acreditar el habitual empleo anterior, de labios a oídos, de la voz en cuestión con su sentido clásico. Pero cabe anticipar algunas décadas tal costumbre”.
b. “..ni cabe pensar en una novedad excepcional porque en 922, el mismo Ordoño II hizo una concesión pareja a la sede de Mondoñedo, y en 929, Alfonso IV otorgó al Monasterio de Abelare la villa de Novas, también exenta de la fonsadera”[20].
c. “De ir al fossatum o campamento, se habría pasado acaso a decir ir al fossatum, con las significación de ir a la guerra entre los siglos V y VII”[21] .

Simonet fue aún más lejos y vio en “fossatum” unidos los conceptos del Campamento y su Límite: “Fuxtal ...Llamada fusthath y también fossat ... no es de origen árabe, sino latino, derivándose de fossatum y fossatus ( foso, hoyo, zanja; límite, y de aquí en B. Lat. vallado y campamento ), cuya voz pasando al or., produjo el B .Gr. o bizantino (campamento, campo, castra, vallo et fossis circumducta) ... del mismo voc. fossatum, s, se formaron las a. casts. fosado(hoyo, foso y el conjunto de las fortificaciones de una plaza), y fonsado (ejército, hueste)” [22] .

Cabe también la posibilidad de que la palabra “fossa” se asocie a un antiguo concepto geográfico equivalente a zona baja frente a alta. Así dice el Diccionario de Autoridades que “ Fossa ... La hoya ò lugár cavado, que se abre en la tierra para diferentes usos ...Dividese en Africa la nueva y la vieja, con una fossa que llega hasta Tenas, como nuestras dos Castillas” [23]. De cualquier manera este mismo diccionario, recurriendo a la autoridad de Gracián asocia fosa con límite: “Hacía cercar la tierra y término de los Cumanos de fossa y baluarte” (ídem).

13. DESDE EL AÑO 755 LAS FRONTERAS ENTRE EL AL-ANDALUS Y LOS CRISTIANOS SE ESTABLECIERON EN EL SISTEMA CENTRAL.

Dice Maillo Salgado: “A efectos de síntesis y recapitulando lo dicho se imponen, por comprobación o por inferencia las siguientes constataciones :

1. La Península Ibérica no fue sumergida por los ejércitos musulmanes el año de su invasión. La penetración de esos ejércitos por las diferentes regiones de la península llevó al menos hasta el año 716.

2. Por causas y efectos diversos la meseta Norte tuvo que ser abandonada por los invasores, de forma que ésta nunca formó parte de Al- Andalus.

3. El Sistema Central a partir aproximadamente del año 755 fue la auténtica frontera que separaba al- Andalus de la meseta Norte.

4. La cuenca del Duero estuvo permanentemente poblada; en modo alguna fue una zona de tierras despobladas o desiertas. La despoblación de la Cuenca no viene avalada por las fuentes árabes, ni por los hechos históricos ni por la arqueología.

5. Es un error cartográfico manifiesto representar el dominio islámico peninsular en los siglos IX y X en la línea del Duero, puesto que estaba en el Sistema Central (con una discutibles inflexión hasta dicho río en la zona de Portugal)” [1] .